benjamingrullo

Name:
Location: Guecho, Vizcaya, Spain

Friday, April 18, 2008

La función del ridículo

Pero ustedes se preguntarán ¿para qué sirve el tuning (el ridículo)? ¿Qué función última cumple? ¿Qué interpretación histórica podemos darle a este inmenso ejercicio de simulación y mentira? ¿Qué representa el ridículo?

El ridículo representa la supervivencia de lo más característico de España, el caciquismo, a través de nuevas formas. El nacionalismo vasco es el mismísimo caciquismo español de siempre.

Al tunete me gustaría explicarle que no hay ninguna enfermedad en ser andaluz, ni extremeño, ni siquiera, y no estoy exagerando, en ser español. Esa forma negativa que tienen de verse a sí mismos no es algo espontáneo, sino artificial. Se trata de una estrategia social implantada por los caciques territoriales en lo más profundo de la sesera del españolito para hacerle manipulable. Esa vergüenza que siente por sí mismo no es más que un antiquísimo instrumento de dominación.

La gente que se desprecia a sí misma es más fácilmente reprogramable con una nueva escala de valores. La que el cacique decide: la vasquidad. Aunque en apariencia, él te regale estatus si accedes a obedecer, es, en el fondo, exactamente lo contrario: te estás sometiendo a sus reglas. Eres un esclavo. Porque le estás dejando que el establezca esas reglas de pertenencia a esa sociedad.

El tuning, el etnicismo… el ridículo, es una forma sutil de socavar la democracia, impregnando los valores ciudadanos de galipote étnico. Esta es la función última del ridículo, del disfraz: que tu aceptes una escala social ademocrática.

Esta esclavitud psicológica es la forma más vieja de esclavitud. Esta dependencia mental es la más relevante característica de nuestro actual Estado Etnocrático. Que, en rigor ,es la moderna y secular encarnación del antiguo Estado Teocrático. Antes unos decidían qué era Dios, qué había que hacer para honrarle y de paso estructurar la sociedad, con ellos en la cúspide, of course. Ahora unos deciden en qué consiste la cosa esta de ser vasco. Lo mismo mismito. Aunque todavía los haya que se empeñen en ver marxismo e ideología ¡¡¡¡en el PNV!!!!!

Así la gente se esfuerza en hacer el ridículo y no en ejercer sus derechos. Se acompleja al individuo. Todo es una reminiscencia del espíritu de dominación contrarreformista. Se instaura el juego social del ridículo que los españolitos llevan siglos practicando. Sólo que ahora ya no existen directores espirituales, sino comisarios étnicos. Torquemada se llama Arzallus. Y a los herejes ETA les mete un tiro en la nuca. Para ejemplificar.

Este y no otro es el fin último del ridículo: mantener la estructura de poder tradicionalmente más española, el caciquismo. En esencia el caciquismo es una suplantación de la soberanía del individuo para tutelarlo y tenerle con la lengua fuera persiguiendo un modelo imposible, para negarle sus derechos, unos derechos que el idiota desconoce, y que son usurpados por una minoría caciquil que establece los criterios de pertenencia al club. La función del disfraz es introducir dentro de los valores democráticos una nueva categoría con la intención precisa de dinamitar la democracia. Todo queda mediatizado por esta nueva categoría.

Y todo sin destruir la apariencia del régimen establecido, en éste caso el democrático. El caciquismo español, el nacionalismo vasco, se erige así en un poder fraudulento, efectivo y omnímodo, aunque extralegal. Es una reminiscencia del espíritu de dominación. Utilizando lo que se conoce como las modernas técnicas conductistas de manipulación, pero que son las de siempre, las viejas técnicas de manipulación de esos estupendos ingenieros sociales: los jesuitas.

Y aquí estamos, de ejercicios espirituales continuos. O étnicos.

Pero que injuria contra la personalidad humana, que ultraje a la conciencia individual. El espíritu de dominación en estado puro. Una gigantesca burla a la democracia. La verdad es que gracia no le falta.

Saludos normalizados

El Tuning

Le vi de reojo por el retrovisor, venía con la identidad pasada de vueltas, frenó y se me colocó al lado con el euskera a todo volumen, acelerando en vacío cuando no venía a cuento, me miraba como diciendo, “Aquí estoy yo, mira que estupendo trabajo he hecho conmigo mismo”. Y realmente tenía razón. Era uno de estos españolitos tuneado de jatorra. Yo me preguntaba ¿por qué los tunetes son tan exhibicionistas?

Supongo que por la misma razón que las mujeres que se operan prefieren ropas apretadas. Después de pasar por quirófano no iban luego a caminar cheposas, con túnicas y chotoburkas. ¡Con lo que debe de doler! Como a más dolor más exhibición, y hasta la Malena Gracia es más discreta que estos macarras étnicos, es fácil deducir, por lo que dan la nota, que el tormento que se han auto-infligido para amputarse su hispanidad ha tenido que ser desgarrador.

Aunque tuneo y discreción sean incompatibles hay algo que sí les reconozco: el esfuerzo. Ellos sí que se consideran a sí mismos vascos. No como esos vascos de apellido y carburador Rh que les han dado todo mascadito, y no han tenido que esforzarse lo más mínimo. Tiene mucho más merito tunear un SEAT Panda que un Ferrari. Y en esto, estoy con el españolito, hay que valorarlo. Porque un tipo capaz de convertir su despreciable hispanidad en vasquidad tiene bastante más mérito que un vasco que sólo lo es por serlo de cuna. Demuestra una voluntad inquebrantable en ser lo que no es. Aunque luego nos de la risa cuando coincidamos en el semáforo con un panda verde fosfo y tengamos que bajar la mirada por la cosa ésta de la vergüenza ajena. Algo de lo que el españolito carece.

El españolito español tunea su identidad, se pone el kit del olentzero al completo y va tan campante por la nacional creyéndose que ha convertido el panda en un Rolls. Cuando realmente ha hecho lo contrario. Ha reducido la persona a un estereotipo. Pero da igual, porque el hecho triste y objetivo es que aunque fuese un Hispano Suiza el españolito se tendría a sí mismo por un SEAT y Panda. Puaj, no es importado.

Pero él es feliz porque le han dicho y ha creído, que esa aerodinámica social conseguida tras lijar y pulir su españolidad, esos alerones horteras, esos desmedidos Egunones que eructa en los bares, le dan más estabilidad en las curvas sociales. Así se pone unos pendientes como se pone unas llantas de perfil bajo que tampoco sirven para nada, salvo para demostrar devoción en la reunión tunera del año: el Aberri Eguna. En la que todos ponen en fila su identidad de poliuretano para que le hagan la revisión. Un ejercicio de ostentación de las despersonalizaciones mejor conseguidas. Se pueden observar verdaderas maravillas. Una auténtica ITV social en la que te dan el visto bueno para circular por las suculentas carreteras de la administración vasca. Con el depósito hasta arriba de contratas públicas, de puestos de trabajo para los hijos, de subvenciones para inútiles… Es por eso normal que el españolito dedique todo su esfuerzo a tunearse y convertirse en lo que no es.

En realidad el tuneo del españolito sigue una lógica inversa al tuneo de vehículos. Porque con el identituning no se trata de tener identidad, sino de ser idéntico. Así, mientras a unos agarran un coche de serie y lo personalizan hasta extremos ridículos, los otros partiendo una identidad completamente individualizada, la tunean hasta convertirla en una de serie. Realizan esfuerzos titánicos en despersonalizar su identidad hasta lo irreconocible. La cosa es desespañolizarse como sea. “Antes muertos que españoles” parece ser su motto (no sé si se escribe así).

Deberían editar un bricomanía étnico oficial y revistas de identituning. En la que se sistematizasen todos los trucos para desidentizarse. Porque a uno, a estas alturas de la vida le gustan las cosas claras, y le interesa saber cual es el tuneo mínimo necesario para sobrevivir socialmente. Si me basta con el euskera de euskaltegui, o necesito un vizcaino de cuna como el que utiliza Atutxa ante los jueces, y si en caso de carecer de éste puedo compensarlo con agujerearme las burejas. Y si tengo que ponerme más aros y más grandes cuanto más apañol sea. Entenderán, por fin, por qué algunos llevan hulahops en las orejas. O si me basta con escupir un par de eslóganes o me exigen una lobotomización completa e inmaculada a lo Patxiputxi. ¡Que hablen claro! Yo quiero un impreso que soy muy cuadriculado. Patxiputxiiii ¿andas por ahí? ¿A qué oficina te acercaste? ¿Qué requisitos te exigieron para convertir a tus hijos burgaleses en vascos fetén? ¿Tenías enchufe en la ITV? ¿Fue suficiente el berriguna o tuviste que sudártelo en una Korrika? Tío, comparte información. Yo entiendo que a más España, más esfuerzo, así que lo tuyo ha debido de ser épico.

En el fondo, a mí lo que me fastidia es tanta inseguridad. Que redacten de una vez las reglas del tuneo. Porque veo que hay gente que se pasa y gente que no llega. Nos ahorraríamos todos mucho esfuerzo inútil.

En fin, el hecho triste, es que da igual que el españolito sea un Hispano-Suiza o un Panda, porque si él se tiene a sí mismo por un SEAT Panda se comportará como tal. O igual ni eso. Igual el españolito es sólo una goitibera que estos estupendos PNuveros carrozan a discreción. Ellos deciden la moda tunera, lo que se va a llevar cada temporada, victimismo rojo o rosa, frases hechas otoño-invierno, milenarismo de anteayer… Ejercen el control social de la apariencia como una tenaza.

Y de paso mandan.